Dossier temático

La vida cotidiana en el barrio El Mercadito (La Plata): aportes para la rehabilitación de conjuntos monofuncionales de baja densidad

Daily life in El Mercadito urbanization (La Plata): contributions to the rehabilitation of monofunctional low-density housing

Diego Martín Fiscarelli (*)
Universidad Nacional de La Plata, Argentina
María Eugenia Fabri (**)
Universidad Nacional de La Plata, Argentina

A&P continuidad

Universidad Nacional de Rosario, Argentina

ISSN: 2362-6089

ISSN-e: 2362-6097

Periodicidad: Semestral

vol. 9, núm. 16, 2022

aypcontinuidad@fapyd.unr.edu.ar

Recepción: 14 Febrero 2022

Aprobación: 12 Mayo 2022



DOI: https://doi.org/10.35305/23626097v9i16.361

CÓMO CITAR: Fiscarelli, D. M. y Fabri, M. E. (2022). La vida cotidiana en el barrio El Mercadito (La Plata): aportes para la rehabilitación de conjuntos monofuncionales de baja densidad. A&P Continuidad, 9(16), doi: https://doi.org/10.35305/23626097v9i16.361

Resumen: Las teorías de la vida cotidiana han construido un enfoque innovador para el abordaje del hábitat masivo. Los análisis interseccionales advierten sobre el impacto de las urbanizaciones monofuncionales. Estos conjuntos de vivienda social, construidos bajo el paradigma de la utilización extensiva de territorio y baja densidad, provocan sobre los grupos más vulnerables, segregación, inseguridad, exclusión social y, en general, degradación del uso de la ciudad. Con el objetivo de visibilizar estas consecuencias, este trabajo se interroga sobre las condiciones de un conjunto habitacional como cualificador del espacio urbano. ¿Qué elementos considerar para garantizar la igualdad de oportunidades, valiéndose de las prestaciones de la ciudad en proximidad?

En términos metodológicos, se propone interpelar al barrio El Mercadito (La Plata), una urbanización representativa de una operatoria particular de construcción de viviendas (Subprograma de Urbanización de Villa y Asentamientos). Se construyen para este caso de estudio, cartografías temáticas georreferenciadas, identificando redes de transporte, espacios de relación y equipamiento, considerando las escalas suprabarrial, barrio y vecindario.

Parte de los resultados pretenden aportar desde un análisis crítico, con la identificación de estrategias tendientes a la rehabilitación de conjuntos monofuncionales de baja densidad, ponderando sus efectos sobre el acceso al goce de las externalidades positivas de la ciudad.

Palabras clave: vida cotidiana, vivienda social, rehabilitación.

Abstract: Theories of everyday life have built an innovative approach to massive habitat developments. Intersectional analyses warn about the impact of monofunctional ones. These social housing complexes -grounded on the paradigm of extensive use of territory and low density- cause segregation, insecurity, social exclusion and, in general, degradation of the urban use for the most vulnerable groups. The aim of this work is to make visible these consequences through the questioning of the conditions of a housing complex as a qualifier of urban space. What elements are to be considered to ensure equal opportunities by means of the benefits provided by the nearby city?

In methodological terms, the proposal is to deal with El Mercadito neighborhood (La Plata). This urbanization embodies a particular housing construction operation (Slums and Settlements Urbanization Subprogram). For this case study, georeferenced thematic maps are devised to identify transport networks, relationship spaces and equipment. Supra-neighborhood, neighborhood and neighborhood scales are considered.

Some of the results seek to contribute -from a critical analysis- to the identification of strategies for the rehabilitation of low-density monofunctional complexes weighing their effects on the access to the enjoyment of positive urban externalities.

Keywords: daily life, social housing, rehabilitation.

Introducción

La segregación provocada por los modelos suburbanos está en proceso de inversión y no para mejor. […] Estos territorios han sido planeados sin tener en cuenta la complejidad de la vida cotidiana, por lo que surgen serias dificultades para realizar las tareas de cada día. No se trata solamente de un modelo insostenible en términos territoriales y energéticos sino también para las personas, en sus tiempos y el derecho a desarrollar sus propias vidas (Muxí, 2013).

Los servicios habitacionales que ofrece la vivienda social, en relación con sus valores de proximidad, dependen de su posición en una configuración espacial urbana determinada (Yujnovsky, 1984). En este sentido, se comprende que, con las acciones orientadas a la construcción de viviendas, el Estado incida directamente en la dinámica urbana. Sin embargo, esto no garantiza que, en los modelos de urbanización monofuncional de baja densidad, las posibilidades resulten equitativas para todos los habitantes. Se focalizará el análisis en los Programas de Mejoramiento Barrial (PROMEBA) y los Planes Federales de Construcción de Viviendas (PFCV) que, desde sus inicios, adscriben a este paradigma habitacional. En efecto, si bien estos planes y programas han producido cambios en los modos de acceso a la vivienda de los sectores de menores recursos económicos, no se han constituido como propuestas integrales que comprendan a la vivienda como un parte inseparable del sistema mayor: la ciudad.

En este sentido, la calidad de los servicios habitacionales, en el marco de la concepción amplia que valida la noción de proyecto urbano-arquitectónico (De Solá Morales y Rubió, 2008), no solo referirá a la relación del conjunto con el resto de los usos de la ciudad, sino a las posibilidades de accesibilidad que ofrece respecto del despliegue de las actividades cotidianas. Este indicador, en condiciones de escasos recursos económicos, resulta estratégico en función de los mercados de trabajo, los centros de consumo, la recreación y demás equipamientos. Por consiguiente, ocupa un lugar central en la definición de los estándares cualitativos deseables y satisfactorios.

Por otro lado, los estudios urbanos reafirman la vigencia del concepto derecho a la ciudad concebido por Lefevbre (1969), en tanto construye un escenario que permite explicar las relaciones sociales, políticas, culturales y económicas en la ciudad, y las múltiples experiencias que emergen del habitar cotidiano. Como paradigma (Harvey, 2010) alude al derecho de la diversidad de sus ciudadanos/as a producir, gozar y disfrutar del conjunto de bienes públicos que constituyen el patrimonio de las ciudades, sus servicios, viviendas, equipamientos, transportes y espacios de recreación. Mientras que desde las ciencias sociales, autores como Torrado (2003) han caracterizado los modos de habitar y sus dinámicas a partir de nociones tales como estrategias habitacionales, ciclo vital familiar, estrategias familiares de vida y estrategias de reproducción; otros autores como Cravino (2008, 2009, 2012), Di Virgilio (2015) y Del Río (2012) aportan a la discusión sobre la producción del hábitat para los sectores de menores recursos económicos, con sus investigaciones en torno de los modos de apropiación y sus repercusiones en los procesos de organizaciones del espacio barrial.

En relación con la arquitectura para el hábitat social (Pelli, 2007), estos avances interpelan la concepción físico-espacial de los hechos urbanos, habilitando dimensiones centradas en el uso que las personas realizan sobre el espacio de la vivienda, y en relación con la vida familiar y en comunidad. Los más recientes complementan desde el marco teórico de la vida cotidiana a Yujnovsky (1984), Arraigada (2000) y Kullock y Murillo (2010), respecto de los atributos de una vivienda social adecuada. De este modo, se construye un incipiente abordaje que sostiene que, además de los aspectos que garantizan valores mínimos de habitabilidad, los satisfactores del hábitat deben promover una mejor gestión de la relación tiempo-espacio-actividad. En esta línea, Alcalá Pallini (2007) concuerda en que la habitabilidad en el espacio urbano sucede efectivamente cuando el conjunto habitacional no solo se integra físicamente en la ciudad, sino que garantiza la accesibilidad a servicios y equipamientos y propone instancias de uso colectivo.

En sintonía con este enfoque, pero recuperando aportes de la sociología de la vida cotidiana de Heller (1977), autoras recientes como Muxí y Ciocoletto (2013) han advertido en la investigación Postsuburbia sobre el impacto que las urbanizaciones monofuncionales de vivienda social dispersas sobre el suburbio provocan sobre los grupos más vulnerables en términos de segregación, inseguridad, inaccesibilidad, exclusión social y degradación del uso de la ciudad. Con el objeto de mitigar consecuencias, la incorporación de la perspectiva interseccional o de género en el urbanismo (Falú y Segovia, 2007) propone estrategias de intervención proyectual que promueven ciudades inclusivas, posicionando “en igualdad de condiciones las exigencias derivadas del mundo productivo, es decir, las necesidades cotidianas de atención a las personas” (Muxí, 2013). Si para las teorías de la vida cotidiana, las cualidades de una urbanización social –según las escalas barrio y red cotidiana y el espacio de relación y equipamiento cotidiano– son aquellas condiciones necesarias para que se incluya la experiencia de la vida diaria de las personas. Podemos afirmar, recuperando a Jacobs (1965, p. 235), que la sola existencia de equipamiento comunitario resulta insuficiente para evitar la monofuncionalidad. Por el contrario, el conjunto de servicios que ofrecen las ciudades para favorecer el desarrollo de la vida comunitaria (escuelas, guarderías, comedores públicos) debe articularse con infraestructuras para la vida cotidiana, en tanto espacios relacionados con los cuidados, actividades relacionadas con la educación, la salud y el trabajo, y condicionadas por los papeles sociales que tradicionalmente se les ha asignado a las mujeres.

A pesar del reconocimiento teórico de estas consideraciones –y aún con la existencia de un valioso corpus de experiencias proyectuales– la localización en el territorio de los agrupamientos colectivos de vivienda pública de construcción reciente determina su deficiencia en términos cualitativos. Y esto considerando un análisis en función de parámetros tales como inserción urbana, valores de proximidad con la infraestructura de servicios, accesibilidad al equipamiento, entre otros. En este sentido, Del Río aporta significativos datos que describen el estado de la cuestión:

los barrios de vivienda pública nacen con una cuota de irregularidad, inducida no solo por sus habitantes sino también generada por el propio Estado, que encuentra dificultades para formalizar un sistema que contemple la movilidad que a posteriori se desarrolla en los barrios. En otras palabras, esto encuentra una explicación en varios factores: el desajuste de la oferta pública con la necesidad habitacional, la desatención de la localización y el vínculo con las geografías personales, la dinámica de la rotación demográfica de las unidades domésticas o su necesidad de movilidad residencial y la incapacidad de la gestión estatal de adelantarse al problema (Del Río, 2012, p. 148).

Por lo expuesto en esta introducción, el desarrollo de este trabajo parte de la construcción de una hipótesis: existe una relación directa entre estos aspectos, considerados como parte del proceso proyectual de los conjuntos habitacionales, y la capacidad de las urbanizaciones de vivienda social para optimizar el uso de bienes finitos y escasos como el territorio, la energía y fundamentalmente, el tiempo.

Por último, cabe destacar que los posibles aportes de este artículo a una instancia de debate general, adquieren relevancia en el marco de la situación que provoca la pandemia del COVID-19, en tanto demanda la reflexión sobre los dispositivos de urbanización de los complejos habitacionales de vivienda social, interpelando fundamentalmente las variables densidad, mixtura de usos –desplazando la monofuncionalidad–, apoyo al empleo local y al comercio de cercanía, entre otras. Y en el marco del desarrollo de la vida comunitaria en proximidad, la facilidad para atender a las medidas de salud pública que se atienen al aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO).

Bario El Mercadito (La Plata): un caso de estudio

En febrero del año 2005, el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios de la Nación lanzaba en la ciudad de La Plata (Buenos Aires), y en el marco del Programa Federal de Construcción de Viviendas, el Subprograma de Urbanización de Villas y Asentamientos Precarios. El complejo habitacional de 106 viviendas y el proyecto de equipamiento que incluyó al barrio El Mercadito consideró la construcción de un jardín de infantes, una escuela, un centro comunitario y una sala de atención sanitaria, además de una propuesta integral para el paisaje, áreas recreativas y deportivas. Asimismo, funcionan en el área los comedores Los Hijos de los Humildes y Los chicos del futuro. En ellos se realizan diversas actividades recreativas, de apoyo escolar, talleres artísticos, de telar, de costura, cerámica entre otros (Fig. 1).

Plano de urbanización | Barrio El Mercadito, La Unión, La Bajada y Autopista
Figura 1
Plano de urbanización | Barrio El Mercadito, La Unión, La Bajada y Autopista
Fuente: Municipalidad de La Plata (2005).

Una vez trazados los lineamientos generales de la planificación general urbana de la intervención, comenzaron las obras relacionadas con las cuatro tipologías proyectadas para la totalidad de las 410 viviendas. Son parte de la intervención prototipos de uno, dos, tres y cuatro dormitorios que, según muestra la documentación, poseen características tipológicas similares relacionadas con el modelo vivienda mínima-compacta y del tipo casa cajón.

Recortando en el área El Mercadito, delimitada por la calle 520, la autopista y los terrenos que delimitan el Mercado Regional de Frutas y Verduras de La Plata, ámbito al que el sector debe su nombre, se recuperan registros del trabajo de campo llevado a cabo en el año 2005[1].

Resultaron significativos, y en relación con el desempeño de las actividades cotidianas, los aportes de los comedores comunitarios como red. Y con carácter espontáneo, las acciones de apropiación de espacios colectivos por parte de los hinchas de los diferentes clubes de fútbol y, fundamentalmente, la expansión renovada y paulatina de aquel tejido que fuera, en sus orígenes, el primer asentamiento sobre el territorio. En este sentido, pudimos observar cómo las unidades de vivienda incorporaban actividades comerciales o productivas para abastecer al barrio en cercanía. Una multiplicidad de oficios hallaba sitios en los ámbitos al frente –dormitorios, comedor– y, gradualmente, las superficies libres en el lote alojaron una diversidad de locales de uso comercial.

Otros tantos vecinos reformularon los ámbitos interiores de las viviendas, sin albergar actividades productivas, pero conquistando mayor superficie para espacios de uso. En este sentido, las galerías –ese ámbito transicional, de carácter polivalente por naturaleza, y tan arraigado a las dinámicas locales del habitar rural. (Fig. 2)– fueron las protagonistas principales de las reformas.

Adaptaciones sobre unidades de vivienda | Barrio El Mercadito.
Figura 2
Adaptaciones sobre unidades de vivienda | Barrio El Mercadito.
Fuente: Fotografías de los autores (2005).

A quince años de la construcción del complejo habitacional, las adaptaciones sobre las unidades de vivienda en el barrio El Mercadito trascienden la escala micro e interpelan la propuesta como urbanización. En este sentido, dan cuenta de cómo la implantación del poder estatal sobre un territorio complejo en preexistencias tiene consecuencias que no fueron planeadas: entre otras, el paulatino establecimiento de una identidad común en la población que habita, construye y, por lo tanto, enriquece el área. En términos de Bourdieu (1993), la modificación del planteo colectivo habitacional –unidades y proyecto urbano– produjeron nuevos efectos de lugar. Resulta lógico entonces que las configuraciones espaciales menos sensibles a los procesos de identificación/apropiación provoquen choques ante la falta de reconocimiento de la dinámica vital y cotidiana de los destinatarios.

En este sentido, y respecto de la lectura interseccional que promueven las teorías de la vida cotidiana, no ha sido considerado en el planteamiento original que eran –fundamentalmente– las mujeres las encargadas de sostener el entramado productivo que motivaba las transformaciones sobre las unidades de vivienda. Los hombres, por el contrario, se ocupaban del abastecimiento económico desarrollando actividades por fuera del barrio: en su mayoría, tareas dependientes del Mercado Regional de Frutas y Verduras, o bien desarrollando actividades vinculadas con los oficios de la construcción. Resulta significativo entonces que, en materia de desempeño de las actividades cotidianas como las de cuidado y asistencia hacia la totalidad de los integrantes de los grupos de convivencia, a las mujeres del barrio se les asignen tanto las tareas reproductivas como las productivas; ambas construyendo una red de reciprocidad entre vecinas, que les permite apoyarse, asistirse en tareas específicas, organizar compras mayoristas e, incluso, habilitar medidas de seguridad. Aquí las mujeres ejercitan un rol político fundamental.

Por último, conviene señalar que, en materia de planificación integral, la pandemia COVID-19, puso además en valor la demanda de espacios de uso público. Pero ¿cómo podemos evaluar en estos términos una propuesta que finalmente no completó la etapa de ejecución de plazas, paseos públicos y parques? Para el caso de El Mercadito, un planteo de hileras repetidas que poco dialogan con la organización del casco urbano de la ciudad de La Plata, la vivienda como unidad central de la configuración morfológica del perfil urbano se presenta distinta y al mismo tiempo, diferenciada. Esto traza límites invisibles entre los unos y los otros.

Metodología

Este trabajo parte de un estudio de caso, significativo en el marco de la producción habitacional de una generación de políticas recientes que apuntaron a la descentralización, con el objetivo de ampliar su alcance sobre los territorios involucrados. Para proceder al análisis, se ha recurrido a las siguientes técnicas metodológicas. En primer lugar, se recupera una discusión bibliográfica de autores en materia de teorías de la vida cotidiana. En su mayoría, estos referentes se agrupan en el colectivo de investigación Col lectiu Punt 6. Esta instancia aportó precisiones en torno a las diferentes escalas que definen la dinámica temporal del tránsito peatonal: escala de vecindario, escala barrial y escala suprabarrial. En relación con estos conceptos, este trabajo recupera de estas autoras tres variables de análisis que constituyen una instancia posterior: equipamiento cotidiano, espacios de relación, transporte y comercio.

Luego se construyeron cartografías temáticas a partir de imágenes satelitales en Sistemas de Información Georreferenciada (GIS). Considerando las escalas y variables mencionadas anteriormente, se elaboraron los análisis sobre las áreas inmediatas a 3 manzanas del barrio El Mercadito. En este sentido, se escogieron 3 manzanas típicas con diferente localización en el marco de la urbanización, con el objetivo de verificar el grado de cobertura de los servicios urbanos, condición fundamental para el desempeño de las actividades de la vida cotidiana.

Resultados

Los resultados proponen una valoración integral del caso de estudio (proyecto urbano, conjunto habitacional y escala de unidad edilicia) reflexionando a partir del material cartográfico, sobre la irrupción del proyecto urbano sobre la trama existente, proximidad del equipamiento (comercial, salud, educación), cobertura de la infraestructura básica, distribución de los espacios públicos –verdes, iluminación y seguridad, presencia de organizaciones de asistencia social, distancias mínimas y máximas a los servicios de transporte público, desarrollo de actividades productivas, etc.

Recuperando las cartografías temáticas, se procede a analizar sus datos. La manzana 1 (Fig. 3) representa el área de la urbanización El Mercadito que se ubica a mayor distancia respecto del casco urbano de la ciudad de La Plata. Como tal, es la que primero se vio obligada a recomponer situaciones de equipamiento comercial informal de uso diario, para suplir los faltantes en proximidad. Como se mencionó anteriormente, gracias a la construcción activa de los destinatarios del área, esta manzana expone un interesante entramado a escala de vecindario, es decir, “en el espacio que se encuentra en la inmediatez de la vivienda, que se comparte con las personas vecinas y donde es posible encontrarse y socializar” (Ciocoletto, 2014, p. 34).

Análisis sobre la manzana 1 | Barrio El Mercadito.
Figura 3
Análisis sobre la manzana 1 | Barrio El Mercadito.
Fuente: Elaboración de los autores. Cartografía temática 1.

Sin embargo, y en relación con esta manzana, la totalidad de prestaciones que facilitan el desempeño de las actividades de la vida cotidiana se encuentra en la escala suprabarrial. La definimos a partir de Ciocoletto (2014, p. 35) como “el espacio que se encuentra fuera de la escala del barrio y donde se hallan el resto de los espacios de relación, equipamientos y comercios que no necesitan estar en la escala de barrio por no estar relacionados con dependencias familiares o de la unidad de convivencia. Puede medirse aproximadamente en un radio de 20 minutos a pie, considerando que es el trayecto que una persona sin dificultades puede recorrer y/o cubrir en transporte público”.

Entonces, como expone la cartografía, si no fuera por el equipamiento comercial de carácter informal, producto de las adaptaciones espontáneas sobre las unidades de vivienda, la población del área debería desplazarse sobre un mínimo de 20 minutos de trayecto a pie para alcanzar los servicios en proximidad. No obstante –y a diferencia de la manzana 2– el radio de 5 minutos que propone la escala de vecindario, solo alcanza uno de los espacios de relación en proximidad. Se trata de un número de lotes sobre los que finalmente no se ejecutaron unidades, que fue convertido en cancha de fútbol o predio para deportes para las infancias. Vale destacar que la ubicación y el destino de este espacio están por fuera de lo previsto en la planificación integral de la propuesta de urbanización original.

Por otro lado, y para la manzana 2 (Fig. 4) únicamente los espacios de relación –parques, plazas, etc.– constituyen la oferta cotidiana para la escala de vecindario (5 minutos a pie). Sin embargo, a diferencia de la manzana 1, en la escala barrial aparece en proximidad el equipamiento del tipo comercial, que garantiza la provisión para las actividades cotidianas (10 minutos a pie). Recuperando la definición de Ciocoletto (2014, p. 36), se trata “[…] del espacio ampliado del vecindario, donde se realizan las tareas cotidianas. Es donde, en una situación óptima, se encuentran los espacios de relación, equipamientos cotidianos, comercios necesarios para el día a día y transporte público”.

Análisis sobre la manzana 2 | Barrio El Mercadito.
Figura 4
Análisis sobre la manzana 2 | Barrio El Mercadito.
Fuente: Elaboración de los autores. Cartografía temática

Dentro del radio de escala barrial, se encuentra además una línea de transporte que hace circunvalación con el casco urbano de la ciudad de La Plata. Y del mismo modo, a 10 minutos a pie, los peatones alcanzan las puertas del Mercado Regional de Frutas y Verduras, ámbito que, como ha sido expuesto, le da origen a la urbanización.

Por último y para la manzana 3 (Fig. 5), las condiciones resultan favorables en términos de participación de los servicios en proximidad. A escala de vecindario (5 minutos a pie), los habitantes ya cuentan con tres líneas de transporte, además de equipamiento cotidiano. Ciocoletto (2014, p. 37) los define como “aquellos equipamientos que se utilizan diariamente, y que son indispensables como soporte para el desarrollo de la vida cotidiana en todas las etapas vitales, y para la mejora de la calidad de vida de las personas”. Es decir, que la manzana 3 por su posición en el conjunto, se encuentra en situación de privilegio en tanto se articula eficientemente con la oferta cotidiana que propone la ciudad

Análisis sobre la manzana 3 | Barrio El Mercadito.
Figura 5
Análisis sobre la manzana 3 | Barrio El Mercadito.
Fuente: Elaboración de los autores. Cartografía temática

Conclusiones

descentralización

En los casos de implantación de urbanizaciones sobre tramas preexistentes, este análisis da cuenta de la indispensable construcción de un relevamiento de las preexistencias. En este sentido, el proyecto urbano no solo se debe limitar al reconocimiento de la trama original y su articulación con las nuevas propuestas vivienda-ciudad, sino que debe recuperar los caracteres esenciales en tanto identitarios, porque consolidan los vínculos de una población con su espacio vital. Por otro lado, este caso evidencia la falta de consideración de la mixtura de usos como premisa del proyecto urbano-arquitectónico. Y expone, además, cómo lo espontáneo –en manos de los usuarios- resuelve aquello que la planificación ha ignorado. Bajo las teorías vigentes, las actividades diversas necesitan posicionarse, asimismo, a distancias peatonales óptimas en favor de lograr una igualdad de oportunidades para los habitantes del conjunto.

Del mismo modo, son los espacios de referencia de una comunidad los sitios que promueven la convivencia, el intercambio, la socialización y la ayuda mutua. Los estudios sobre la vida cotidiana diaria consideran que debe existir un mínimo de equipamientos destinados a tales efectos y dispuestos dentro de la red cotidiana. Estos ámbitos deben estar pensados para responder a las necesidades de las personas, a partir de programas, pero que no necesariamente tienen que localizarse en un edificio específico, es decir, que pueden existir espacios polifuncionales que respondan a más de una de estas necesidades. “También puede ampliarse el listado de mínimos según la particularidad de cada barrio o municipio y la forma de resolverlo dependerá en cada caso del tamaño y cantidad de población” (Ciocoletto, 2014).

En particular, la lectura interseccional promueve que se garanticen las condiciones de seguridad al considerar los recorridos a pie (trayectorias entre unidades y prestaciones). Lo mismo ocurre con la necesaria inclusión de ámbitos destinados al cuidado de las infancias.

Además, resulta una condición fundamental revisar las pautas de diseño del conjunto, posicionando al usuario en la centralidad del planteo. En este sentido, el despliegue de las actividades cotidianas invita a la urbanización a diversificar sus programas. Queda en cierta medida obsoleto el tradicional Programa de Necesidades formulado en las oficinas técnicas, en tanto resulta una herramienta que no habilita el rol activo de los colectivos –particularmente el femenino– en el marco de las estrategias de planificación participativas.

Por último, si el barrio El Mercadito resultara un caso instrumental, a los efectos de identificar oportunidades significativas para la praxis proyectual, detectamos diversos espacios susceptibles de ser considerados para la construcción de equipamientos de uso cotidiano. Estos márgenes de acción se encuentran en posición estratégica para abastecer no solo al conjunto, sino a las urbanizaciones en proximidad, incluso las que propusieron otros programas habitacionales del Estado ubicados en el área (Fig. 6).

 Imagen satelital del barrio El Mercadito: trama de la ciudad de La Plata y
urbanizaciones en proximidad.
Figura 6
Imagen satelital del barrio El Mercadito: trama de la ciudad de La Plata y urbanizaciones en proximidad.
Fuente: Google Earth (2022).

Referencias bibliográficas

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Notas

[1] Nos referimos a los registros que describen fundamentalmente las adaptaciones de las unidades habitativas que formaron parte del análisis de la Tesis Doctoral del autor. Ver: Fiscarelli, 2016.

Notas de autor

(*) Diego Martín Fiscarelli. Doctor en arquitectura y urbanismo. Docente investigador de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata. Es Becario Posdoctoral por la Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Ha publicado numerosos artículos vinculados con el proyecto y la tecnología de la vivienda social. Es integrante del cuerpo de investigadores del Laboratorio de Tecnología y Gestión Habitacional LATEC FAU UNLP.

ORCID: 0000-0002-7087-0816

diegofiscarelli@gmail.com

(**) María Eugenia Fabri. Arquitecta. Docente investigadora de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata. Es Prof. Adjunta de las asignaturas Metodología de la Investigación y Taller de Tesis en la Universidad del Este (La Plata). Participa en proyectos de extensión universitaria vinculados con la apropiación cultural del patrimonio moderno local de la ciudad de La Plata. Es integrante del cuerpo de investigadores del Laboratorio de Tecnología y Gestión Habitacional LATEC FAU UNLP.

ORCID: 0000-0002-0521-7909

Información adicional

CÓMO CITAR: Fiscarelli, D. M. y Fabri, M. E. (2022). La vida cotidiana en el barrio El Mercadito (La Plata): aportes para la rehabilitación de conjuntos monofuncionales de baja densidad. A&P Continuidad, 9(16), doi: https://doi.org/10.35305/23626097v9i16.361

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