Dossier temático

De oficio costruttore. La Empresa Candia

Costruttore Trade. Candia Construction Company

César Eduardo Altuzarra (*)
Universidad Nacional de Rosario, Argentina

A&P continuidad

Universidad Nacional de Rosario, Argentina

ISSN: 2362-6097

ISSN-e: 2362-6089

Periodicidad: Semestral

vol. 6, núm. 11, 2019

aypcontinuidad01@gmail.com

Recepción: 22 Julio 2019

Aprobación: 31 Octubre 2019



DOI: https://doi.org/10.35305/23626097v6i11.234

CÓMO CITAR: Altuzarra, C. E. (2019). De oficio costruttore. A&P Continuidad, 6(11), 90-97. https://doi.org/10.35305/23626097v6i11.234

Resumen: El objetivo del trabajo es visibilizar la prolífica producción de la empresa constructora Candia, que operó en el siglo pasado en la ciudad de Rosario. Ejecutaron obras de calidad, edificios emblemáticos para el círculo de arquitectos destacados y la burguesía empresaria local. Esta circunstancia posicionó a la empresa en un lugar de privilegio ya que su legado edilicio se constituyó en un testimonio de los debates culturales de su tiempo, cuya evolución y contradicciones quedan relatadas en su propia historia. En este caso, se aborda el período de transición entre la arquitectura académica y el movimiento moderno en la ciudad, describiendo las técnicas constructivas utilizadas registradas en el archivo documental de las obras ejecutadas por la empresa. Se relatan cronológicamente las principales obras de este período, la evolución de la empresa y el rol de sus referentes. Destacamos tres momentos característicos, el fundacional con la figura de Rafael Candia, el de expansión con Rafael Candia (h) y Armando Delannoy y el de consolidación con el Arq. Rafael Carlos Candia como referente. La empresa abordó diversos estilos y géneros arquitectónicos y operó en todos los campos de la industria de la construcción, legando un patrimonio edilicio que no debe pasar inadvertido.

Palabras clave: Candia, constructora, Rosario, patrimonio.

Abstract: The aim of this work is to set forth the prolific production of Candia Construction Company which operated during the last century in the city of Rosario. It produced quality buildings, emblematic constructions for a number of outstanding architects and local bourgeoisie businessmen. This circumstance positioned the company on a privileged spot since its building legacy became a testimony of the cultural debates of the time. Thus, the evolution and contradictions of this period are reflected in its own history. This paper is focused on the transitional period ranging from the academic architecture to the modern movement in the city, it describes the construction technics which were used and registered in the archive of the projects built by the company. The main constructions of this period, the company’s evolution and the role of its main referents are dealt with in a chronological order. Three significant phases are addressed: the foundation with the figure of Rafael Candia, then the expansion with Rafael Candia Jr and Armando Delannoy, and, finally, the consolidation with architect Rafael Carlos Candia as its referent. The company explored all architectural styles and genres; it worked in every field of the construction industry leaving a built heritage that should not pass unacknowledged.

Keywords: Candia, construction company, Rosario, heritage.

De oficio costruttore

La construcción de la ciudad obedece a múltiples factores. En el comienzo era una ciudad informal, espontánea, que luego en su consolidación se fue formalizando. La génesis de esa construcción estuvo en manos de idóneos que, regidos por los principios de la composición académica y la tradición constructiva de la tecnología mamposteril, construían edificios de impecable factura. Una familia de inmigrantes italianos se destaca por su trayectoria en la consolidación de la ciudad de Rosario, tres generaciones de constructores que han contribuido con su trabajo en la producción de un patrimonio edilicio superlativo.

Ese legado construido1 sintetiza el desarrollo del debate cultural arquitectónico de su tiempo. En efecto, edificios emblemáticos, destacados proyectistas locales, instituciones representativas de la ciudad han sido alcanzadas por el brazo ejecutor de una misma empresa en sus distintas facetas. Ejecutar, promover y financiar obras de innegable calidad ha sido el sello distintivo de una marca, Candia.

Coincidimos con Castellanos Gómez (2012, p. 1) en que el enfrentamiento directo con las obras de arquitectura, podría constituir un método para construir una teoría operatoria que tuviera la capacidad de incidir de nuevo en el proyecto arquitectónico, en donde el primer paso es el reconocimiento y difusión de aquellas obras que, como en todos estos casos, estuvieron relacionadas con un mismo constructor y han sido depositarias de un saber hacer.

La empresa tiene su punto de inicio en 1885 con el arribo de Rafael Candia2 a la Argentina, estableciéndose definitivamente en Rosario en el año 18903.

Si bien Rafael Candia realizó algunas obras en Buenos Aires, el primer antecedente local es la vivienda construida en 1890 para Waldino Basualdo en el actual Parque de la Independencia, ubicada en el sector próximo al rosedal, demolida como consecuencia de la creación de aquel parque. En ese período obtiene importantes contratos, como el primer edificio de la Bolsa de Comercio para el Arq. Felipe Censi (1908), La Inmobiliaria para el Arq. Juan Buschiazzo (1914) y el edificio para el Jockey Club de Rosario ideado por el Arq. Enrique Le Monnier (1926).

En mérito a su idoneidad como constructor, Rafael Candia obtiene en el año 1894 el certificado de Maestro de Obras, otorgado por la Municipalidad de Rosario.

Concluidas las obras del Jockey, el fundador de la empresa lega a uno de sus hijos, Ángel María Rafael Candia (Candia hijo), que de pequeño se había formado en el entorno de los procesos de producción artesanal de la albañilería y había adquirido conocimientos de dibujante en un estudio de ingeniería. Rafael Candia (h) se constituye en la figura central que expande la empresa al límite de sus posibilidades. Relata en su autobiografía: “mi pasión por la arquitectura y la construcción era un delirio, compraba libros y revistas y cuanto podía dentro de mis escasos recursos”4, pasión que lo lleva a ejecutar y emprender obras de máxima calidad. En el año 1910, y en virtud de su capacidad para ejecutar obras, se le otorga por parte del ejecutivo municipal el título de Maestro Mayor de Obras.

Se asocia con el Ing. Carlos Isella, constituyendo la empresa Candia-Isella, realizando obras como el Banco Monserrat (1926), La Favorita (1926), Bolsa de Comercio (1927), Bunge y Born (1927) y Palacio Minetti (1929) entre otras.

En el año 1914 incorpora a Armando Delannoy como dibujante para realizar los proyectos que la empresa construye.

San Lorenzo 1157
Figura 1.
San Lorenzo 1157
Imágen perteneciente al Archivo Candia del Museo de la Ciudad

Corrientes 650
Figura 2.
Corrientes 650
Imágen perteneciente al Archivo Candia del Museo de la Ciudad

Cine
Heraldo
Figura 3.
Cine Heraldo
Imágen perteneciente al Archivo Candia del Museo de la Ciudad

Arquitecto sin diploma

Experimentado en la arquitectura francesa, Delannoy ya había realizado proyectos en importantes estudios de Buenos Aires. De este modo, con el correr del tiempo fue obteniendo una participación cada vez más destacada hasta formar parte de la sociedad Candia-Delannoy en el año 1939. Se trata de una etapa prolífica que se ve interrumpida por su muerte en el año 1946. Los proyectos se caracterizan por transitar distintos estilos arquitectónicos: desde el neoclasicismo en sus comienzos, transitó por el art deco, el americanismo y finalmente, adscribió al lenguaje del movimiento moderno, todos desarrollados con virtuosa ductilidad.

El legado moderno de la producción de Delannoy, que oficialmente no era arquitecto, se expresa en obras como la de calle San Lorenzo 1157 (1934), Corrientes 650 (1935), Cine Heraldo (1941), Banco Popular de Rosario (1945).

Laboratorio de la vanguardia

Es indudable que la diversa producción de la empresa con encargos de arquitectos locales destacados, sumada a su propia producción, favorecía un clima de debate e intercambio sustentado en una profunda experiencia. La empresa se constituía en el laboratorio de ensayo de técnicas constructivas novedosas, procesos productivos más eficientes que permitían concretar los proyectos de la vanguardia local de su tiempo. Felipe Sensi, Juan Buschiazzo, Eduardo Le Monier, Juan Durand, Tito y José Micheletti, Ermete De Lorenzi, Hilarión Hernandez Larguía, entre otros, se incorporaban al debate de manera concreta, con la necesidad de construir sus obras, confiando en la pericia técnica de la empresa.

En el primer período, el sistema constructivo imperante respondía a la tradición ladrillera: esqueleto estructural de perfiles laminados roblonados (Fig. 4), recubiertos con una masa muraria para protegerlos de su debilidad al fuego; los entrepisos de bovedillas protegidos también por cielorraso de yeso; en el exterior, el revoque símil piedra parís, simulando los sillares de piedras de la construcción europea.

Paulatinamente, comenzaba a incorporarse un nuevo material, el hormigón armado. El primer edificio construido por la empresa con estructura de hormigón armado fue la Bolsa de Comercio de calle Córdoba y Corrientes en el año 1926. Este material comenzaba a desplazar el uso de los perfiles laminados. De ropaje clásico, incorporaba un moderno material estructural. Su cúpula en HºAº fue de gran audacia tecnológica al romper con la tradición del entramado de madera como estructura para el soporte de las tejas de pizarra. El hormigón armado se había instalado en el comienzo como una estructura colaborativa con la mampostería, hasta alcanzar luego, su absoluta independencia.

Resulta notable cómo en el caso del edificio de La Continental (Fig. 5), de los arquitectos Arnold Jacobs, Raúl Giménez y Abelardo Falomir, la estructura de hormigón que posibilitaba grandes vanos, fue recubierta con mampostería, acotando así el vínculo espacial. Progresivamente, la confianza en el material lo rescataba de su oculta misión estructural, para alcanzar una exteriorización plena, manifestada en los voladizos que definían la imagen del edificio. Primeramente, la caja muraria al prevalecer sobre los vanos, todavía verticales y angostos, evolucionaba a una abertura que se extendía hasta el borde de la estructura. Sin embargo, en este período el hormigón permanecía enmascarado por un acabado superficial o inmerso en la mampostería de cierre, su potencial materialidad expresiva todavía no había sido alcanzada. En el año 1948, la empresa Candia construye para Jacobs y Falomir un edificio emblemático de la arquitectura industrial rosarina5, la fábrica textil ESTEXA (Fig. 6), donde sucesivas naves con forma de bóvedas de cañón corrido explotaban la capacidad estructural y formal del hormigón.

La ejecución y proyecto del edificio para Cayetano Gálatte en calle Alvear 920 en el año 1947 (Fig. 7) marcó la adscripción definitiva al movimiento moderno por parte de la empresa. Son autores del proyecto Andrés Facchini, Jorge Oudkerk y Rafael Carlos Candia, hijo de Rafael (h), que en ese momento cursaba la carrera de Arquitectura, obteniendo su diploma en el año 1950.

Se trata de un edificio que rompe la línea de composición clásica, en la búsqueda de un equilibrio dinámico de los componentes de la fachada: planos y líneas constituyen el nuevo lenguaje para un edificio que se presenta a la vanguardia de su época. La obra es contigua a otra que construyera la empresa para el Arq. Durand en 1931, en solo 16 años el salto estilístico es enorme, uno corresponde con el último eslabón del período clásico, el otro se presenta como el comienzo de lo que está por venir.

En el año 1949 los mismos autores proyectan para Minetti (Fig. 8), una ampliación en la planta industrial de calle Salta. La disposición de las aberturas respeta la posición de las preexistentes, unificadas en este caso, con un fuerte trazado horizontal. Este edificio revela el compromiso de construir arquitectura que asumen los proyectistas frente a la ciudad; el contraste con lo preexistente es muy significativo.

En año 1952, se incorporaron al equipo los proyectistas Raúl Giménez Rafulz y los hermanos Juan y Mario Solari Viglieno, que constituyeron el grupo estable que desarrolló el resto de los proyectos de la empresa. En 1955 proyectaron para la empresa Cura Hnos. (Fig. 9), un edificio de volúmenes puros, con planos verticales que controlan la incidencia solar. La composición de los elementos externos permite inferir las distintas funciones internas, compartiendo orientación y lenguaje con el edificio para Minetti de calle Salta.

Yerbatera Martin, 1924.
Figura 4.
Yerbatera Martin, 1924.
Imágen perteneciente al Archivo Candia del Museo de la Ciudad

Córdoba 1565, 1944.
Figura 5.
Córdoba 1565, 1944.
Imágen perteneciente al Archivo Candia del Museo de la Ciudad

ESTEXA,
1948
Figura 6.
ESTEXA, 1948
Imágen perteneciente al Archivo Candia del Museo de la Ciudad

El brazo ejecutor de la arquitectura moderna en Rosario

La empresa construye obras de autor, para el círculo de profesionales independientes incorporados en el debate cultural arquitectónico, por medio de concursos y notas publicadas en revistas especializadas como Edilicia. Conforman en conjunto un enfoque racionalista que opera en la arquitectura local, con formas puras que se diferencian del pasado. Volúmenes, planos y líneas constituyen el nuevo lenguaje.

Obras como el Instituto de Tráfico de FCCA del Arq. Leopoldo Schwartz de 1935, o el edificio para Centro Unión Dependientes de los hermanos Tito y José Micheletti del año 1937 son representativos de aquella voluntad de ruptura con el pasado. Profesionales como los Arq. Arnold Arman y Abelardo Todeschini, que proyectaron el Policlínico Covadonga (1938) y el edificio para la Compañía de Seguro, Industria y Comercio (1939), también realizarán sus obras con la empresa. El cine Radar de los Arq. Jorge Thomas, Jorge Borgatto y R. Puertas (1945) y La Mercantil Rosarina de Hernandez Larguía y Newton (1951) corresponden a este período de revisión estética y tecnológica y fueron alcanzados también por el brazo ejecutor de la empresa.

Socialización de la propiedad

Como expresa Cutruneo (2014, p. 148), “la construcción de edificios en altura, que había comenzado con los Rascacielos y Edificios de renta en la década del 20, recibiría un impulso con la sanción de la Ley de Propiedad Horizontal donde se prorrateaba el precio del terreno entre el número total de unidades habitacionales, posibilitando acceder a una vivienda en zonas de la ciudad donde el precio del suelo era elevado”. La empresa Candia desde sus comienzos construyó para la burguesía comercial local rascacielos y edificios de renta; ni bien se sanciona la ley del régimen de propiedad horizontal, cuya vigencia es a partir del año 1948, proyecta, promueve y construye edificios propios para clientes anónimos. La primera experiencia bajo esta modalidad son dos edificios contiguos en la esquina de Bv. Oroño y San Lorenzo, Orion y Ayak (Fig. 10).

El tratamiento arquitectónico de estos dos edificios los unifica, el basamento es revestido con piedras recuadradas, dispuestas en forma trabada, que remite a una reinterpretación moderna del almohadillado de piedra clásico. Sobre este basamento, un cuerpo saliente que mira al norte unifica la sucesión de plantas por medio de líneas verticales que atraviesan toda la fachada. Hacia el este, sobre el Blvd. Oroño se disponen una sucesión de balcones a modo de palcos, que permiten espectar la ceremonia social del paseo.

Bajo este régimen, la empresa genera emprendimientos inmobiliarios como el Edificio Camoatti en Urquiza 1830 (1956), Jorge Iº en la calle Mendoza 65 (1957), Edificio Argos Córdoba esq. Paraguay (1958), San Lorenzo 2123 (1958), Galería La Favorita (1962), Ceres en Córdoba 1468 (1963) y Camoatti II en Santiago 60 bis (1969).

Edificio Gálatte, 1947.
Figura 7.
Edificio Gálatte, 1947.
Imágen perteneciente al Archivo

Minetti, 1949.
Figura 8.
Minetti, 1949.
Imágen perteneciente al Archivo

Cura Hnos., 1955.
Figura 9.
Cura Hnos., 1955.
Imágen perteneciente al Archivo

La Galería Rosario

El edificio emblema de la empresa es sin dudas la Galería Rosario, donde Rafael Candia (h) rinde homenaje a la ciudad que lo cobijara. De alguna manera, este edificio es el cenit del desarrollo de la empresa. El proyecto se emplaza sobre uno de los lotes en el que su padre había construido el edificio para la Droguería El Águila en el año 1906, ubicado en calle San Martín 860. Los autores del proyecto lo conforman el mismo equipo que venía desarrollando los emprendimientos inmobiliarios de la empresa, cuyo referente en ese período era el Arq. Rafael Carlos Candia con la colaboración de los arquitectos Juan y Mario Solari Viglieno y Andrés Facchini.

El proyecto rompe el damero urbano, atraviesa longitudinalmente la manzana, potenciando zonas internas que comercialmente carecían de valor. Es probable que su antecedente radique en otra obra construida por Rafael Candia en el año 1927, el Pasaje Pam, en Córdoba 954.

La inauguración de la Galería el 24 de mayo de 1956 se constituye entonces en un acontecimiento social, con la presencia de las fuerzas vivas de la ciudad. El edificio simboliza el progreso de la misma, un centro comercial que posicionaba a Rosario como una gran metrópoli. El proyecto es concebido dentro del régimen de propiedad horizontal, lo que significa una novedad comercial, permitiendo a pequeños comerciantes ser dueños de un local, oficina o departamento de vivienda en el centro de la ciudad. En el proyecto original se contemplaba la ejecución de un cine-auditórium para 600 espectadores que no llegó a plasmarse.

Las viviendas se desarrollan tipológicamente como vivienda cajón, con los núcleos húmedos asociados, disposición que permanecerá inalterable hasta nuestros días en los edificios en altura. En cada bloque, las unidades de vivienda se espejan sobre la circulación vertical. El problema de la vivienda mínima emerge como una condición esencial de este planteo, “minimal-wohnung”, al decir de Walter Gropius, ya que “consiste en establecer el mínimo elemental de espacio, aire, luz y calor que el hombre necesita para poder desarrollar plenamente sus funciones vitales, sin limitaciones debidas a la vivienda misma, es decir, un mínimo modus vivendi” (Benevolo, 1999, p. 536).

Sobre calle Sarmiento, una marquesina con estructura de hormigón (Fig. 11) se resuelve mediante vigas invertidas, que oficia de cubierta de un gran hall urbano, relacionando al edificio con el entorno en una paulatina gradación entre lo exterior-público y lo interior-público. En el otro extremo, sobre calle San Martín, la línea se consolida hasta el borde mediante un bloque elevado compuesto por líneas verticales y horizontales.

Así como la tradición europea del neoclasismo tuvo su traducción tecnológica mediante el uso de las técnicas y los materiales disponibles, el uso de la piedra fue reemplazado por la arcilla cocida, forzando este material local a mantener una simulada representatividad pétrea mediante el revoque; también el lenguaje moderno sufrió una alteración interpretativa de su material de base. Las costillas verticales de la fachada sobre calle San Martín se expresan tan delgadas que se presumen de hormigón armado. Sin embargo, imágenes de la construcción develan cómo se reemplazaron estas costillas por un endeble panderete de ladrillos, una readaptación local con aspiraciones de racionalidad; es decir, ensayos de un lenguaje moderno con interpretación criolla.

Mamushkas

Un recorrido por la ciudad de Rosario nos enfrenta permanentemente con obras ejecutadas por Candia: esquinas, tramos, itinerarios, períodos estilísticos, géneros arquitectónicos, autores destacados, emprendimientos inmobiliarios son solo algunas de las sucesivas capas que, como el juego de las muñecas rusas, permiten multiplicar la mirada sobre su producción. Producción que no ha sido superada en calidad y cantidad por ninguna otra empresa que haya operado en la ciudad.

En el año 1956, la empresa promocionaba que había construido, hasta ese momento, más de 1.000.000 de m2 y, si bien esta cifra superlativa no puede tomarse como un valor en sí mismo, revela una condición de permanencia sustentada en el saber hacer, un conocimiento técnico consolidado en una práctica de la repetición, que como la tarea del artesano, el tekton, es técnica y arte al mismo tiempo.

En una disciplina como la arquitectura donde su esencialidad es construir espacios, debemos focalizar también la mirada en la dimensión tecnológica que posibilita su concreción. Cada período de la arquitectura devela una técnica que le es propia, que nace del forzamiento de la técnica del período anterior, en un proceso evolutivo de ajustes sucesivos, permitiendo alcanzar, de este modo, el límite del arte de su tiempo. La empresa Candia operó en un período de transición estilística y tecnológica que atravesó con destreza técnica superlativa. Sus obras permanecen noblemente impecables, a pesar del bajo mantenimiento de muchas de ellas. Los gruesos y estables muros en el comienzo, las cornisas, coronamientos, guardapolvos y goterones desaparecieron como argumentos constructivos. Los muros sufrieron un adelgazamiento extremo y el plano vertical debía expresarse terso. Este drástico cambio da cuenta de una ductilidad técnica de la empresa para sortear con éxito el cambio radical que el nuevo lenguaje impuso.

La empresa amalgamó un conjunto heterogéneo de saberes, el de los artesanos del entramado metálico, los carpinteros, yeseros, frentistas, estucadores, herreros, ebanistas, albañiles, todos ellos reunidos para construir durante 70 años, una ciudad dentro de otra: Rosario, ciudad Candia.

Edificio Orion y Ayak, 1948.
Figura 10.
Edificio Orion y Ayak, 1948.
Imagen perteneciente al Archivo Candia del Museo de la Ciudad.

Galería Rosario.
Figura 11.
Galería Rosario.
Imagen perteneciente al Archivo Candia del Museo de la Ciudad.

Conclusiones

La propia historia de la empresa Candia devela la heterogeneidad de circunstancias que modelaron la disciplina de la arquitectura a mediados del siglo XX en la ciudad de Rosario, convergiendo en un conjunto de propuestas que contribuyeron a renovar el lenguaje formal, adecuándose a las nuevas técnicas constructivas y dando respuestas a las demandas sociales de viviendas, edificios para el comercio y la producción. Los edificios institucionales, de renta y grandes tiendas construidos para la burguesía local dieron paso, ley de propiedad horizontal mediante, a nuevos programas que favorecieron el desarrollo de tipologías edilicias colectivas. El proceso fue paulatino, una transición operada por los mismos protagonistas que evolucionaban al ritmo de esas nuevas demandas. Idóneos en el comienzo, en general inmigrantes formados en la lógica artesanal, del saber empírico, concretaban los edificios regidos por estrictas leyes de composición que garantizaban una calidad sustentada en la tradición. Una nueva generación de profesionales locales dio paso a una arquitectura de vanguardia, inspirada como siempre en modelos europeos, adecuando su repertorio tecnológico a vernáculas posibilidades. La empresa Candia fue una protagonista central en este desarrollo ya que aportó la experticia necesaria para confiar en una renovación estética y técnica sin sobresaltos. Sus obras son hoy un testimonio ineludible del arte de construir•

Agradecimientos

El trabajo corresponde al material analizado en el marco del PID 1ARQ183 de SCyT UNR, denominado "Candia, la obra. Difusión del patrimonio tangible e intangible de la producción de la empresa (1890-1970)".

Referencias bibliográficas

·Benevolo, L. (1999). Historia de la arquitectura moderna. Barcelona, España: Editorial Gustavo Gili.

·Castellanos Gómez R., Calabuig D. y Sentieri Omarrementería, C. (2012) A pie de obra: miradas frente a la arquitectura. Recuperado de: https://www.academia.edu/26961212/A_pie_de_obra._Miradas_frente_a_la_arquitectura_-_R._Castellanos_G%C3%B3mez_D._Domingo_Calabuig_C._Sentieri_Omarrementer%C3%ADa

·Cutruneo, J. (2015). Arquitectos y mercado inmobiliario- Vivienda e innovación tipológica Rosario 1920-1948. Rosario, Argentina: UNR Editora.

Notas

1- La totalidad de las obras ejecutadas por la empresa se encuentran georrefenciadas en el sitio https://www.google.com/maps/d/edit?mid=1re5Gufi1vsMpAPfVHOowotzHSIkewcBX&ll=-32.9455243938782%2C-60.64886942714236&z=16
2- Para una mejor comprensión de los protagonistas del relato vale aclarar, en razón del uso del mismo nombre entre padres e hijos, la línea parental: Rafael Candia, fundador de la empresa que participa de manera activa hasta 1926, lega en su hijo, Rafael Candia (h), la responsabilidad de la continuidad. Este último es la figura central que posiciona la empresa en lo más alto de su desarrollo. El Arq. Rafael Carlos Candia, hijo de Rafael Candia (h), se incorpora a la empresa alrededor del año 1947 cumpliendo distintos roles directivos hasta el cese de las actividades. El Arq. Carlos Candia, hijo de Rafael Carlos, dona el archivo documental de la empresa al Museo de la Ciudad.
3- Las fotos de las obras, datos y fechas corresponden al Archivo de la Empresa Candia, que se encuentra en el Museo de la Ciudad. El material fue donado para su custodia y clasificación por el Arq. Carlos Candia (bisnieto del fundador de la empresa). Los documentos se encuentran bajo la curaduría de María Cristina Calvi.
4- Este relato pertenece a la autobiografía de Rafael Candia (h) , según lo expresa el Arq. Rafael Carlos Candia en documentos del Archivo Candia en el Museo de la Ciudad.
5- Para una ampliación sobre la producción de arquitectura industrial de la empresa Candia, ver “Entre lo ciclópeo y el ornamento”. Altuzarra, C.; Diaz, N.; Alegre, J.; Lerro, A.; Sansarricq, K.; Sosa, G. Jornada Ciencia y Tecnología 2019. Secretaría Ciencia y Tecnología de la UNR https://www.unr.edu.ar/noticia/13491/jornada-cyt-2019-programa-y-listados-de-sesiones

Notas de autor

(*) César Eduardo Altuzarra. Arquitecto UNR. Especialista en Patología y Terapéutica de la Edificación, Universidad Politécnica de Madrid. Profesor Adjunto Ordinario de Materialidad 1,2 y 3, Cátedra Arq. Horacio Panvini, FAPyD- UNR. Docente Investigador Cat. III SCyT, UNR.

cesaraltuzarra@gmail.com

Información adicional

CÓMO CITAR: Altuzarra, C. E. (2019). De oficio costruttore. A&P Continuidad, 6(11), 90-97. https://doi.org/10.35305/23626097v6i11.234

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