Dossier temático

Luis Barragán y Juan Sordo Madaleno: El plan maestro de Lomas Verdes

Luis Barragán and Juan Sordo Madaleno: The master plan for Lomas Verdes

Giulia Mela (*)
Independiente, Italia

A&P continuidad

Universidad Nacional de Rosario, Argentina

ISSN: 2362-6097

ISSN-e: 2362-6089

Periodicidad: Semestral

vol. 6, núm. 11, 2019

aypcontinuidad01@gmail.com

Recepción: 30 Junio 2019

Aprobación: 22 Octubre 2019



DOI: https://doi.org/10.35305/23626097v6i11.227

CÓMO CITAR: Mela, G. (2019). Luis Barragán y Juan Sordo Madaleno: El plan maestro de Lomas Verdes. A&P Continuidad, 6(11), 36-47. https://doi.org/10.35305/23626097v6i11.227

Resumen: En 1967, Luis Barragán Morfín (1902-1988) y Juan Sordo Madaleno (1916-1985) completaron el plan maestro de Lomas Verdes (1965-1967): se trataba de un desarrollo de cien mil habitantes que se construiría al noreste de Ciudad de México. El plan maestro es poco conocido porque fue ejecutado parcialmente y fue objeto de un número muy limitado de publicaciones. Sin embargo, es un proyecto de importancia fundamental en las carreras de dos de los arquitectos mexicanos más influyentes del siglo XX. Nacido, desarrollado y extinto en la Década Larga, Lomas Verdes fue el fiel reflejo del convulsionado clima social, político y económico capitalino que se vivía en ese momento y, en cuanto tal, representa una contribución esencial para la comprensión de la historia urbana y arquitectónica mexicana durante los años 60. El siguiente ensayo presenta una reconstrucción crítica del proyecto basada en materiales de archivo y fuentes secundarias. Los objetivos finales del análisis del Lomas Verdes son dos: por un lado, especificar la contribución dialéctica de los arquitectos con respecto a los problemas urbanos que afectaban a Ciudad de México en esos años; por otro, entender la posición crítica de Barragán y Sordo dentro del debate arquitectónico mexicano.

Palabras clave: México, diseño urbano, años 60, ciudad nueva.

Abstract: The master plan for Lomas Verdes (1965-1967) of Luis Barragán Morfín (1902-1988) and Juan Sordo Madaleno (1916-1985) was a residential development for 100,000 inhabitants in the north-east of the city of Mexico. It is little known because it was partially executed and only a few publications dealt with it. Nevertheless, it was a meaningful project in the careers of two of the most influential twentieth-century Mexican architects. Its outset, development and partial completion took place in the Everlasting Sixties. Hence, Lomas Verdes accurately reflects the social, political and economic unrest of that time. Thus, it becomes an essential contribution to the understanding of the 1960s Mexican architectural urban history. The following essay presents a critical reconstruction of the project based on archival material and secondary sources. The aims of this analysis are, on one hand, to understand the crucial position of Luis Barragán and Juan Sordo Madaleno within the Mexican architectural debate; on the other, to specify their dialectical contribution regarding the urban problems that were affecting Mexico City in those years.

Keywords: Mexico, urban planning, 1960s, New Towns.

En 1967, Luis Barragán Morfín y Juan Sordo Madaleno completaron el plan maestro de Lomas Verdes. Se trataba de un desarrollo de cien mil habitantes que se construiría a 20 kilómetros al noreste de Ciudad de México, en el municipio de Naucalpan de Juárez. El proyecto –era la primera vez que trabajaban juntos– marcó un hito fundamental en las carreras de ambos arquitectos. Fue ejecutado parcialmente y se construyeron solo algunas de las carreteras principales; esos trazados originales hoy apenas se reconocen dentro de la dispersión urbana de la megalópolis contemporánea.

El plan maestro de Lomas Verdes (1964, 1965-1967) surgió a raíz del convulsionado clima social, político y económico capitalino que se vivía en ese momento y, en cuanto tal, representa una contribución esencial para la comprensión de la historia urbana y arquitectónica mexicana en la década de los 60. Por esta razón, el análisis del contexto histórico generador es fundamental y el objetivo final de este artículo es especificar las relaciones entre las opciones de diseño adoptadas por Barragán y Sordo y el marco histórico en el que fueron tomadas.

El artículo se compone de dos partes. La primera está enfocada en el análisis de estructura urbana de Lomas Verdes, con el fin de comprender la contribución dialéctica de los arquitectos con respecto a los problemas urbanos que afectaban a Ciudad de México en esos años. La segunda parte analiza el Edificio Símbolo –la arquitectura más paradigmática de todo el plan maestro– para entender la posición crítica de Barragán y Sordo dentro del debate arquitectónico mexicano.

Conviene reparar en que este trabajo se basa en la reconstrucción e interpretación de documentos originales y fuentes secundarias1. Teniendo en cuenta que la bibliografía de referencia resultaba escasa2, la principal fuente de información fue material inédito consultado en el Archivo de Proyectos de Luis Barragán3. La documentación del archivo es rica, pero fragmentaria, y casi no existen manuscritos que atestigüen las relaciones entre los arquitectos y el cliente. Además, no se conservaron memorandos que expliquen las estrategias adoptadas durante el diseño del plan maestro. Por otra parte, la distribución equitativa del trabajo entre el estudio de Barragán y la oficina de Sordo debe haber alimentado la dispersión y la consiguiente pérdida de los paneles relacionados con las fases preliminares de diseño y, también, las maquetas originales.

El conjunto de estas circunstancias condicionó sustancialmente el método de investigación, que fue estructurado de la siguiente manera: el análisis del contexto histórico fue acompañado por la reconstrucción arquitectónica del plan maestro, obtenida con la ayuda de los documentos originales4. Este ensayo se centrará en la relevancia histórica del proyecto para Lomas Verdes durante la década de los 60. Por esta razón se focaliza exclusivamente en el análisis del plan maestro final, que fue presentado en la revista Arquitectos de México en 19675.

Mapa
del Valle de México
Figura 1.
Mapa del Valle de México
Fuente:realizado por Giulia Mela

Los arquitectos

En la década de los 60, Barragán y Sordo eran dos profesionales maduros y capaces, considerados entre los proyectistas más influyentes de México6. Nunca trabajaron juntos sino hasta 1964, pese a que los unía una vieja amistad y un profundo respeto mutuo.

Ambos comenzaron a trabajar en Ciudad de México a mediados de la década de los 30, construyendo edificios de carácter funcionalista. En ese momento, Barragán era un joven profesional mudado a la capital desde Guadalajara, su ciudad natal. Y Sordo Madaleno, un arquitecto recién graduado que trabajaba con su entonces socio Augusto Álvarez. Ya en los 40, la elección de clientes y proyectos condujeron a Barragán y Sordo a emprender líneas profesionales y estilísticas divergentes. Mientras Sordo se construyó una reputación realizando obras públicas y edificios corporativos, Barragán trabajó en el triple papel de empresario, constructor y arquitecto. A lo largo de los años, se especializó en el diseño y en la construcción de subdivisiones residenciales para la burguesía7.

Entre 1945 y 1952 Barragán desarrolló el suburbio llamado Jardines del Pedregal de San Ángel8. Ubicado al sur de la capital, se convirtió en uno de los barrios privados más exitosos y exclusivos de Ciudad de México. Entre 1957 y 1962, Barragán diseñó y construyó las subdivisiones de Las Arboledas y Los Clubes (1961-1966), ambas emplazadas al norte de la capital, en Atizapán de Zaragoza, Estado de México (Fig. 1). Estas últimas se hicieron famosas por la calidad de sus proyectos de paisaje y, en particular, por sus plazas icónicas adornadas por fuentes monumentales. Obras como la Plaza del Bebedero (1960 ca.) y la Fuente de los Amantes revelaron la madurez léxica alcanzada por Barragán a principios de los años 60. Su lenguaje arquitectónico ofreció una síntesis crítica de la modernidad a través de la incorporación de la tradición mexicana y de la arquitectura vernácula mediterránea.

El regionalismo crítico ante litteram de Barragán no fue antitético al enfoque de Sordo Madaleno, quien reveló una sensibilidad similar en pequeños proyectos, como la Capilla del Hospital Español (1956) y la Capilla La Herradura (1958). Sin embargo, fue en la planificación de espacios urbanos que el lenguaje de Sordo pareció estar influido por la obra de Barragán. De hecho, en los mismos años en que el arquitecto de Guadalajara elaboraba ​​el proyecto de restauración de la Plaza del Zócalo (1955), en el extremo opuesto de la Av. 20 de Noviembre, Sordo Madaleno completaba el Edificio de la Dirección de Policía y Tránsito (1956) y rediseñaba la anexa Plaza Tlaxcoaque9.

A principios de los años 60, Sordo Madaleno tenía unos cincuenta años y dirigía una de las firmas de arquitectura más reconocidas de la capital, con la ayuda de su socio y colega José A. Wiechers. En 1964 completó un importante edificio público en Ciudad de México, el Palacio de Justicia. Se trató de una obra a gran escala que representaba plenamente la tendencia monumental de la época, marcada por el período presidencial de Adolfo López Mateos (1958-1964). En su larga carrera, Sordo Madaleno tuvo la posibilidad de trabajar con connotados arquitectos mexicanos, levantando edificios que cambiaron el paisaje urbano de la capital. En 1961, junto con José Villagrán y José A. Wiechers completaron el Hotel María Isabel, que aún domina uno de los lugares más simbólicos de la capital: el Monumento a la Independencia. Según los principios de su carrera, fue asociado con el arquitecto Augusto Álvarez, con quien tuvo la ocasión de realizar edificios de diversas tipologías y programas. Al parecer, estos años de colaboración (1940-1947) demuestran haber impactado de manera radical en el desarrollo de su lenguaje arquitectónico, que de moderno devino en internacionalista.

Marco
geográfico de Lomas Verdes
Figura 2.
Marco geográfico de Lomas Verdes
Mapa realizado por Giulia Mela.

El plan maestro

Durante los años 60, Ciudad de México ocupó un área total de 9.500 hectáreas cuadradas. El avance de la superficie urbanizada, informalmente llamada mancha urbana, se desbordó más allá de los límites septentrionales del Distrito Federal10. Para frenar el crecimiento horizontal descontrolado de la metrópoli, el Jefe del Departamento, Ernesto Peralta Uruchurtu (1958-1964) prohibió la construcción de nuevas subdivisiones residenciales en los límites del DF11. Esta restricción llevó a los desarrolladores y a los especuladores inmobiliarios a trasladar sus intereses hacia el cercano Estado de México. Las contingencias descritas anteriormente condicionaron la elección del área de los proyectos de Ciudad Satélite y Lomas Verdes, ambos ubicados en los relieves del noroeste del municipio de Naucalpan de Juárez.

Diseñado por Mario Pani y por el Taller de Urbanismo, Ciudad Satélite (1957) fue el primer pueblo nuevo en elevarse en la órbita de la capital. Fue pensado para alojar 150.000-200.000 habitantes, dividido en unidades vecinales autónomas e introvertidas llamadas supermanzanas. Barragán conoció muy bien este master plan y a Mario Pani, quien le encargó realizar un monumento en la entrada meridional de la ciudad. A partir de entonces, en 1957, junto con Mathias Goeritz construyeron las Torres de Ciudad Satélite, que siguen siendo el símbolo de esta urbanización.

Plan
Maestro de Lomas Verdes, año 1967
Figura 3.
Plan Maestro de Lomas Verdes, año 1967
magen realizada por Giulia Mela.

Maqueta de Lomas Verdes
Figura 4.
Maqueta de Lomas Verdes
Fotografía publicada en la revista Arquitectos de México número 27, mayo 1967.

Lomas Verdes debería haberse erigido en las colinas orientales, con vistas a Ciudad Satélite, a unos veinte kilómetros de la capital12. El sitio elegido era un área agrícola de 380 hectáreas cuadradas, próximas al lago artificial de Presa Madin y Presa San Mateo.13 El lugar poseía un clima particularmente saludable y una panorámica extraordinaria del valle de México (Fig. 2).

Además, la decisión de construir en terreno montañoso ofrecía una doble ventaja técnica: el área no estaba sujeta al hundimiento del suelo y, asimismo, la presencia de sustratos rocosos habría reducido la incidencia de fenómenos sísmicos en las 20.000 residencias que la Sociedad Lomas Verde S.A. de C.V. comisionaba a los arquitectos. De hecho, la oferta habitacional de Lomas Verdes podría haber contribuido a compensar el déficit de vivienda que afligía a Ciudad de México en los 60.

Al igual que Barragán, su colega Sordo Madaleno nunca se había enfrentado a una tarea tan compleja. Para asumir el proyecto de Lomas Verdes con adecuada conciencia, en 1964 emprendieron un viaje a Europa con el fin de visitar los casos más significativos de la planificación urbana contemporánea. Su itinerario se desplegó por Inglaterra, Francia y Escandinavia. Visitaron las new towns de Londres, los suburbios de Copenhague y las ciudades de Farsta y Vällingby, cerca de Estocolmo. De vuelta en México, tardaron tres años en dibujar el plan maestro, que además contó con la colaboración de los arquitectos Andrés Casillas, Raúl Ferrera y José A. Wiechers14.

En 1967, Barragán y Sordo entregaron el plan maestro de Lomas Verdes, proyectado para alojar una población residente de 100.000 personas, distribuidas en 20.000 viviendas.

Reconstrucción tridimensional del Corazón de Lomas Verdes
Figura 5.
Reconstrucción tridimensional del Corazón de Lomas Verdes
Maqueta realizada por Giulia Mela.

Los arquitectos concibieron una amplia gama de tipologías residenciales, a fin de satisfacer las necesidades de grupos de habitantes de diferentes orígenes sociales. Debían realizarse condominios, bloques en línea, casas adosadas –dúplex y símplex–, individuales y viviendas en torres de 22 pisos. La estructura general del asentamiento preveía la creación de unidades vecinales, cada una podría acomodar 2.000/3.000 habitantes, para favorecer las relaciones interpersonales entre las familias. Grupos organizados de 4-5 unidades vecinales constituían las colonias suburbanas, y cada una de ellas estaba equipada con una iglesia, escuelas, servicios comerciales y espacios públicos15. Las cuatro colonias suburbanas se distribuían alrededor del centro cívico de Lomas Verdes o “Corazón de la Ciudad”, el cual se extendía por casi un kilómetro a lo largo del lado oriental del relieve principal, llamado Cerro Boludo. Desde el “Corazón de la Ciudad”, una red de parques públicos lineales, fluyendo a través de los barrancos, conducían a los bordes costeros, diseñados en la orilla de Presa Madin y Presa San Mateo (Fig. 3-4)16.

Barragán y Sordo prestaban especial atención al programa funcional del Corazón, y también a sus cualidades plásticas y arquitectónicas. Su determinación revelaba un propósito ético preciso: crear un ambiente urbano acogedor, donde sus habitantes podían desarrollar un sentido de pertenencia, convirtiéndose en ciudadanos. La situación en la capital era muy crítica. El crecimiento horizontal incontrolado había llevado a una difusión de colonias suburbanas y barrios informales en los que faltaban espacios para la colectividad. La ausencia de áreas públicas agravaba el aislamiento social, la alienación y la pérdida de una identidad civil. Para resolver este problema, el Corazón de Lomas Verdes era completamente peatonal y consistía en una secuencia de plazas interconectadas entre ellas y destinadas a favorecer la vida pública (Fig. 5). A este respecto Sordo decía:

Luis Barragán y yo venimos tratando de combinar el urbanismo y la vista en tal forma que la gente pueda vivir a gusto […] [En Lomas Verdes] Las familias pueden vivir en pequeños grupos, comprendiendo y desarrollando la calidad de la buena vecindad. Continuaremos con escuelas, oficinas, iglesias y centro comerciales, clínicas y quizás hasta universidades. En resumen, estamos tratando de construir un enfoque más civilizado, hasta donde nuestra descarriada civilización nos lo permita (Sordo, 1968, p.80).

Las plazas estaban rodeadas de columnatas y edificios –de 1 y 2 pisos de altura sobre el suelo– destinados a acoger oficinas administrativas y terciario. La uniformidad del paisaje urbano del Corazón era interrumpida por tres emergencias arquitectónicas, como la iglesia de forma cúbica de la cumbre, el complejo llamado Zigurat y el Edificio Símbolo, que se encontraba al pie del Cerro Boludo. Estas construcciones tenían dimensiones monumentales y estaban pintadas con colores brillantes (ocre, bermellón, naranja) para ser visibles a grandes distancias (Fig. 6). Al hacerlo, el skyline de Lomas Verdes debería haberse convertido en un punto de referencia reconocible en la escala territorial. El objetivo final de los dos arquitectos era la creación de un Corazón cuya arquitectura monumental debía despertar un sentimiento de pertenencia y, en consecuencia, la constitución de una identidad civil (Fig. 7).

Corte
longitudinal del Corazón de Lomas Verdes
Figura 6.
Corte longitudinal del Corazón de Lomas Verdes
Imagen realizada por Giulia Mela.

Silueta
urbana del Corazón de Lomas Verdes
Figura 7.
Silueta urbana del Corazón de Lomas Verdes
Diseño publicado en la revista Arquitectos de México número 27, mayo 1967

El Edificio Símbolo, síntesis lingüística e innovación formal

El Edificio Símbolo era la construcción más paradigmática de todo el plan maestro, siendo la única en ser proyectada a escala arquitectónica y se presentaba como una hibridación armoniosa entre el lenguaje de Barragán y el de Sordo. Antes de continuar con el análisis de sus cualidades arquitectónicas, es necesario esbozar el marco histórico en el que se encuentran nuestros protagonistas.

La larga década de los 60 fue un período crucial en México, que llevó a este estado latinoamericano a una nueva fase histórica, en la que fue llamado a reafirmar su identidad como una nación moderna, autónoma e internacionalmente competitiva. El evento decisivo fue, sin duda, la celebración olímpica de México 68. En octubre de 1963, el Comité Olímpico eligió oficialmente a Ciudad de México como sede de los 19º Juegos olímpicos. La noticia fue recibida con entusiasmo, pero los años que siguieron al anuncio fueron particularmente críticos. Cincuenta años después de la revolución mexicana, el país debía hacer un balance de sus logros sociales, culturales, técnicos y económicos, presentándose frente al mundo como una nación de vanguardia.

El debate arquitectónico no pudo permanecer indiferente a la noticia, y al mes siguiente, el editor de la revista Arquitectura México, Mario Pani, abrió la editorial expresando todo su entusiasmo al respecto. Pani fue complacido por la confianza dada a su nación, y consideraba la llegada de México 68 como un desafío para los arquitectos que, a casi diez años del proyecto para Ciudad Universitaria, fueron llamados nuevamente, y de una manera más elocuente, para expresar la pujanza del país a través de grandes obras. Pani habló del papel fundamental de la arquitectura en la creación de la imagen de un país sólido, moderno y pacificado, liberado de los complejos de inferioridad inducidos por la sujeción económica y el pasado colonial. En esa ocasión, sin embargo, no analizó las dificultades técnicas y teóricas de esta tarea. En menos de cinco años, la capital tenía que demostrar que estaba a la altura de la misión, construyendo obras modernas capaces de expresar la pluralidad de la identidad mexicana. La crisis del movimiento moderno, debido a la disolución del CIAM, tuvo consecuencias también en México y contribuyó a aumentar una desconfianza progresiva hacia el estilo internacional. Las revistas especializadas de la época permiten seguir los desarrollos del debate aquí narrados, a través de algunos artículos que considero significativos.

En 1960, Arquitectura México publicó el ensayo titulado “Reflexiones sobre el Estilo”, en el que el arquitecto Enrique del Moral afirmó que en la historia de la humanidad la cultura dominante siempre se había expresado a través del “estilo de la época”, y que la adhesión mexicana al movimiento moderno había sido una expresión de la hegemonía cultural occidental. Para terminar, manifestó la necesidad de reformular el lenguaje moderno, declinándolo de acuerdo con las especificidades locales.

Incluso el arquitecto José Villagrán García se expresó al respecto, al definir la crisis de la arquitectura como consecuencia de la crisis de la civilización occidental que, a su vez, fue impulsada por una serie de conflictos pendientes “entre: ciencia y humanidades; arte y técnica; entre individuo y colectividad; masa y grupo selecto; capital y trabajo; entre pueblos subdesarrollados y naciones poderosas” (Villagrán, 1961, p. 63). Según Villagrán, la crisis de la arquitectura se reveló a través del uso inapropiado del estilo internacional, orientado exclusivamente a la construcción de edificios caracterizados por composiciones plásticas originales. Él se opuso a esta tendencia al recordar que la arquitectura, como la máxima expresión del espíritu de las personas que la construyen, no está exenta de responsabilidades expresivas-culturales y formativas-culturales. Por esta razón, un nuevo vocabulario formal y arquitectónico tenía que ser generado a través de una revisión crítica del pasado, mediante la construcción de relaciones vitales con la geografía del lugar y con los hombres que viven allí.

En 1964 se publicó en la revista Arquitectos de México otro artículo titulado “¿Arquitectura contemporánea mexicana o Arquitectura contemporánea en México?”. El autor, Carlos Mijares, construyó una secuencia refinada de temas en los que expresó el paroxismo de clasificar el alcance de un fenómeno dual. Declaró: “aceptar la existencia de una arquitectura contemporánea mexicana presupone la idea que la producción arquitectónica en los distintos países puede presentar características propias, exclusivas, que la distinguen, imprimiéndole un sello definido” (Mijares, 1964, p. 16). Y continuó: “La posición internacionalista, en cambio, reduce todo a una igualdad de principios permanentes extra arquitectónicos, tales como la industrialización, los problemas sociales, los avances técnicos, etc.” (Mijares, 1964, p. 16).

Mijares también mencionó a Sigfried Giedion quien, en la conferencia celebrada en Ciudad de México en 1963, ensalzó la calidad del espacio público en los pueblos mexicanos tradicionales. Desarrollando esta consideración, Mijares concluyó el artículo argumentando que producir arquitectura mexicana significaba asumir modelos históricos y construir edificios/lugares que ofrecieran a los usuarios la misma calidad espacial que ofrecen las arquitecturas tradicionales.

Maqueta de Edificio Símbolo.
Figura 8.
Maqueta de Edificio Símbolo.
Fotografía publicada en la revista Arquitectos de México, número 27, mayo 1967.

Los temas debatidos en la sección anterior nos permiten comprender cómo el contexto histórico influyó en el plan maestro de Lomas Verdes y, en particular, en el Edificio Símbolo17. Este debía construirse a los pies del centro cívico Lomas Verdes, en la intersección de los dos ejes principales de la composición urbana, este-oeste y norte-sur. De tamaño monumental, debía ser la primera construcción visible al ingresar a la Ciudad Nueva, desde el sur de la Avenida Lomas Verdes (Fig. 8). Se erigía sobre una colosal plataforma que contenía un estacionamiento parcialmente subterráneo. La cobertura de la plataforma estaba completamente ocupada por una gran plaza bordeada al norte por un muro, y al este y al oeste por dos bloques comerciales con pórticos simétricos y tres pisos altos sobre el suelo. La decisión de equipar la plaza con porches parece ser un homenaje a las plazas coloniales mexicanas y, al mismo tiempo, aludir a los debates sobre las plazas entablado con ocasión del VIII CIAM18. Además, los pórticos de doble altura evocan el proyecto anterior de Sordo y Wiechers para el Palacio de Justicia en Ciudad de México. En el lado este de la plaza había un umbral que conducía a un patio rebajado en el que se elevaba una capilla votiva. En el lado opuesto, una escalera de proporciones monumentales marcaba el comienzo del circuito peatonal de acceso que, cruzando longitudinalmente el complejo de edificios llamado Zigurat, permitía la llegada al templo cúbico en la cima de Cerro Boludo (Fig. 9).

Dibujo
que representa el Zigurat de Lomas Verdes
Figura 9.
Dibujo que representa el Zigurat de Lomas Verdes
Portada de la revista Arquitectos de México, número 27, mayo 1967.

Maqueta de Edificio Símbolo
Figura 10.
Maqueta de Edificio Símbolo
Fotografía publicada en la revista Arquitectos de México número 27, mayo 1967.

En el centro de la plaza había una piscina en la que se reflejaban las dos torres que formaban el Edificio Símbolo. De 22 y 15 plantas, respectivamente, estaban yuxtapuestas entre ellas para formar un ángulo de 90 grados. Las torres se interconectaban a través de un cuerpo horizontal que hacía lucir a la construcción como un enorme trilito naranja.

Sordo, a diferencia de Barragán, había demostrado previamente su capacidad para proyectar edificios de torres para albergar oficinas administrativas. Su larga experiencia había alcanzado la madurez a través de obras como la Torre Anáhuac (1958) y el Hotel María Isabel (1961).

Asimismo, Sordo parece haber jugado un papel decisivo en la elección de la matriz modular utilizada tanto en el plano como en la estructura tectónica de las fachadas de muros cortina19. De hecho, las fachadas de vidrio orientadas hacia el norte y hacia el este mostraron claramente su contribución al diseño arquitectónico. Por el contrario, las grandes paredes ciegas y las celosías de ladrillo que se dirigen a la plaza deben haber sido diseñadas por Barragán. Del mismo modo, la elección de la paleta de colores también estuvo fuertemente influenciada por él, quien había empleado tintes de igual intensidad en dos proyectos anteriores. En efecto, la vista del pavimento de hormigón de color naranja parece evocar tanto la Plaza del Cigarro (1956) como el Parque de la Revolución (1934-1935). De colores brillantes era la columnata que delimitaba el borde sur de la plaza. Estaba hecha de paralelepípedos verticales pintados de fucsia. El color recuerda proyectos anteriores de Barragán y, al mismo tiempo, la monumental reja rosa que Mathias Goeriz diseñaría años después para el patio del Hotel Camino Real (Fig. 10).

El Edificio Símbolo presenta una síntesis armoniosa entre el enfoque de diseño de Sordo y el lenguaje de Barragán. En este caso, la dicotomía entre los elementos del estilo internacional y los componentes de la estética regionalista se resuelve en un nivel plástico y formal que alcanza el equilibrio. A través del plan maestro de Lomas Verdes, Barragán y Sordo pudieron explotar de manera inteligente la crisis arquitectónica y urbana de los años 60, experimentando nuevas soluciones y al mismo tiempo vinculándose a la esencia de la cultura mexicana.

Epílogo

Ni Sordo Madaleno ni Barragán vieron cumplida la ciudad que habían imaginado. A pesar de las premisas edificantes, Lomas Verdes fue un proyecto de especulación inmobiliaria a gran escala, financiado por las empresas privadas Lomas Verdes S.A. de C.V. y Ediltecno de México, esta última, vinculada a las inversiones del Vaticano20.

En 1968 fue edificado el viaducto meridional de acceso y fueron trazadas las principales arterias viales: Paseo de Lomas Verdes, Avenida Lomas Verdes y Avenida Bosque Alto. Ediltecno de México fue la empresa encargada de la realización de las infraestructuras. Entre 1968 y 1969, Sordo Madaleno y Barragán planearon y construyeron las subdivisiones residenciales llamadas La Alteña I y II, que están localizadas en las afueras del perímetro urbano de Lomas Verdes.

Superposición entre el estado actual del área y el plan maestro de Lomas Verdes
(marcado en rojo)
Figura 11.
Superposición entre el estado actual del área y el plan maestro de Lomas Verdes (marcado en rojo)
Dibujo realizado por Giulia Mela.

Sin embargo, los arquitectos no tuvieron el control total sobre proyecto ejecutivo del plan maestro, que fue llevado a cabo por el departamento técnico de la empresa promotora. Entre 1971 y 1973, la sociedad Lomas Verdes S.A. contrató a Barragán como supervisor del desarrollo, y en esta coyuntura entregó dos proyectos. El primero es una variante del Edificio Símbolo. El segundo fue realizado junto a Ricardo Legorreta y se trata del plano para Fuente Roja (1972-1973), un complejo monumental que debía elevarse al lado del pabellón de ventas. A lo largo de las últimas décadas, en la zona de Lomas Verdes se construyeron fraccionamientos, barrios privados y torres residenciales. Los asentamientos no siguen el plan maestro original, y es muy difícil reconocer trazas de la visión urbana imaginada por Sordo Madaleno y Barragán. Hoy, la zona está desconectada de la red de transporte público, y se ha convertido en un enclave de la burguesía (Fig.11).

Lomas Verdes representa una oportunidad perdida de ver realizado un proyecto visionario concebido por dos de los arquitectos latinoamericanos más brillantes del siglo XX.

Lomas Verdes fue un proyecto experimental tanto desde el punto de vista programático-funcional como desde el punto de vista estilístico. De hecho, la monumentalidad, la pureza estereométrica de los volúmenes, así como las opciones cromáticas adoptadas, atraviesan los tiempos y anticipan el advenimiento de la arquitectura postmoderna en México. El objetivo final de los arquitectos no era crear una obra innovadora o revolucionaria; su máxima aspiración era construir una ciudad intemporal cuya monumentalidad civil se disociaba del contenido político-nacionalista.

A pesar de las intenciones finales, Lomas Verdes el fiel reflejo de la cultura arquitectónica y urbana mexicana en la Década Larga. Su destino, tal vez ya marcado desde el principio, es un barómetro útil para analizar el clima económico y social de Ciudad de México durante los años 60. Por otra parte, el hecho de que no se construyera conduce a reflexionar sobre la historia urbana de la capital mexicana y sobre el fundamental papel jugado por los especuladores inmobiliarios en la construcción de la fragmentaria megalópolis contemporánea •

Agradecimientos

Me gustaría expresar mi más sincero agradecimiento a todos los miembros de la Barragan Foundation y en particular a Federica Zanco y Martin Josephy que compartieron conmigo su tiempo y pasión.

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·Villagrán García, J. (1961). Iniciación de un curso por el Arq. José Villagrán García. Arquitectura México, XVII 74, 60-67.

·Zanco, F. (2007). Barragán’s Ciudad del México. Domus, 899, 62–69.

Notas

1- Este artículo es un extracto de la tesis doctoral titulada Luis Barragán e la composizione del paesaggio urbano que se desarrolló a partir de materiales inéditos consultados en el Archivo de Proyectos de Luis Barragán conservado en la Barragan Foundation, Suiza. Una versión preliminar fue publicada en Mela (2018).
2- El plan maestro de Lomas Verdes fue publicado por primera vez en mayo de 1967, en la revista Arquitectos de México, número 27, y este artículo representa la descripción más completa del proyecto a la fecha. En 1976, el proyecto fue mencionado en el catálogo de la exposición fotográfica editada por Emilio Ambasz en el Museum of Modern Art de Nueva York. En los años 80, Lomas Verdes fue presentada en la exposición “Luis Barragán: Arquitecto” alojada en el museo Rufino Tamayo. Para la ocasión, se presentaron algunos de los paneles originales, acompañados de nuevos modelos monumentales a escala 1:25 que interpretaron libremente unos de los edificios originales. Durante la década de 1990, el proyecto se incluyó en varias monografías dedicadas a la obra del arquitecto como: Luis Barragán: 1902-1988; Barragán: opera completa, por nombrar solo algunas. Sin embargo, el espacio dedicado al análisis del proyecto era muy limitado. En años más recientes, la obra fue analizada en el ensayo crítico Luis Barragán: urban design and speculation, escrito por Vittorio Magnago Lampugnani. Al fin, en el 2017 proyecto fue mencionado en el libro de Fernanda Canales.
3- Barragan Foundation, Basilea, que es una institución dedicada a la preservación, administración y estudios de los Archivos Luis Barragán.
4- Dada la fragmentariedad de los materiales de archivo, el trabajo de reconstrucción arquitectónica ha sido muy complejo y sería necesario un nuevo ensayo para narrar las decisiones críticas tomadas durante el proceso. El método utilizado durante la reconstrucción arquitectónica se basó en el principio de comparación, relacionando entre ellos documentos de diferentes orígenes pero que contenían información complementaria. Por ejemplo, el modelo tridimensional de Lomas Verdes se desarolló cruzando la información presente en el único plan de archivo con la cartografía de la época y de los mapas satelitales actuales. El resultado final ha permitido obtener una doble ventaja: compensar la falta de secciones territoriales en el archivo, y aclarar las proporciones/relaciones reales que existian entre los distintos volúmenes de la composición.
5- La elección de presentar solo el proyecto final de Lomas Verdes influyó en la selección del aparato iconográfico, que consiste en imágenes extraídas de la revista Arquitectos de México y de algunas de las más significativas reconstrucciones tridimensionales y bidimensionales realizadas por la autora.
6- En 1968, con motivo de su centésimo número, la revista Arquitectura México entrevistó a los arquitectos y los ingenieros mexicanos más importantes. Barragán y Sordo Madaleno fueron seleccionados juntos a 12 distinguidos colegas, como Augusto H. Álvarez, Félix Candela, Enrique Carral, Ricardo Legorreta, Héctor Mestre, Enrique del Moral, Juan O’Gorman, Mario Pani, Pedro Ramírez Vázquez, Ricardo de Robinia, José Villagrán García, Enrique Yáñez.
7- A lo largo de su carrera Luis Barragán diseñó numerosas subdivisiones y varios fraccionamientos residenciales. En el archivo de la Barragan Foundation se cuentan más que veintes proyectos documentados, muchos de los cuales quedaron inconclusos. En este se presentan únicamente las subdivisiones de Jardines del Pedregal de San Ángel, Las Arboledas y Los Clubes porque, así como Lomas Verdes, pertenecen a Zona Metropolitana de la Ciudad de México.
8- Jardines del Pedregal marca un hito en la carrera de Luis Barragán. Este proyecto representa una clave fundamental para entender la compresión de los proyectos que siguieron. Por esta razón sugerimos el estudio del libro escrito por el profesor Eggener en este asunto.
9- Para un análisis más detallado del Edificio de la Dirección de Policía y Tránsito, se recomienda la lectura de Juan Sordo Madaleno 1916-1985.
10- En las cinco décadas postrevolucionarias, Ciudad de México creció sin igual, duplicando su población cada diez años y convirtiéndose muy rápidamente en una metrópolis de casi 6 millones de habitantes, la mayoría de los cuales vivía en habitaciones precarias e inadecuadas. A pesar del auge de la construcción, la oferta de viviendas fue inferior a la demanda, y este déficit fue agravado por el crecimiento natural de la población y los continuos flujos migratorios que convergieron en la capital desde todas las áreas rurales de México. Para obtener informaciónes adicionales, recomendo los libros de E. Espinoza López y de D. E. Davis.
11- Barragán se opuso a la posición del regente del Distrito Federal a través del artículo titulado: “El crecimiento de la Ciudad de México”. Esta fue la primera y la única vez que Barragán expreso’ públicamente su opinión crítica sobre el crecimiento urbano de la Capital. Para más información recomendamos leer el ensayo de Federica Zanco que fue publicado en Domus, 899.
12- Avenida Lomas Verdes y Paseo Lomas Verdes eran las principales vías de acceso a la ciudad y ambas convergen hacia el Corazón. En línea general, la red de circulación vial es jerarquizada y se superpone al sistema de parques en línea.
13- En 1966, la Comisión Hidrológico del Valle de México describía un plan para asegurar la cuenca hidrográfica. En efecto, el crecimiento había comprometido el funcionamiento de la cuenca hidrográfica del Valle de México, causando numerosas complicaciones ambientales, como contaminación, inundaciones, insuficiencia hídrica, hundimiento del suelo. Entre las obras previstas en el plan de 1966 estaba la creación de dos lagos en el norte y en el sur de las colinas de Lomas Verdes. Presa Madin fue construida a fines de los años 70, pero Presa San Mateo nuca fue realizada. Para informaciones adicionales se recomienda le lectura de Tlalnepantla: desarrollo metropolitano de la zona norte de la ciudad de México.
14- En los archivos de la Barragan Foundation no hay documentos relativos al año 1964. Los primeros dibujos y bocetos fueron realizado aproximadamente a partir de 1965. En este año, entre otras cosas, Barragán y Sordo vinieron a definir la estrategia de asentamiento, la disposición general de la planta y trazaron la estructura planivolumétrica preliminar del Centro Cívico. De hecho, el primer dibujo del centro es una perspectiva a vista de pájaro atraída por José A. Wiechers en el Mayo del 1965.
15- “La Colonia, resultado de la agrupación de 4-5 Unidad Vecinales, tiene una populación aproximada de 23,000 habitantes alojados en 4250 viviendas. Esta Colonia están dispuesta sobre terreno aprovechando los accidentes topográficos quedando cada una conectada por avenidas da alta velocidad.” “Proyecto Urbanístico Lomas Verdes, México/ Master Plan Lomas Verdes”. (1967) Proyecto Urbanístico Lomas Verdes, México. Arquitectos de México, 27, 32.
16- Al igual que la infraestructura vial, la red de parques lineales tuvo una importancia estructural en la definición de la morfología urbana de Lomas Verdes. En particular, un plan de archivo muestra su importancia, y probablemente fue uno de los primeros dibujos que se hicieron. Se trata de un mapa topográfico de la zona donde no hay carreteras ni volúmenes. Desde la cumbre del Cerro Boludo -cuya cima está marcada por una cruz que simboliza una capilla- una compacta masa vegetal se trasforma en corredores verdes que, a su vez, se desenvuelven radialmente a lo largo de las líneas de máxima pendiente del terreno.
17- Además de los paneles del proyecto, a la escala 1: 200, el archivo de la Barrgan Foundation conserva las fotos que Kati Horna sacó al modelo, hasta la fecha desaparecido. Estas imágenes nos permiten reconstruir fielmente los materiales y las texturas de Edificio Símbolo.
18- Barragán dedicó mucha atención al estudio de las actas de la conferencia relacionadas con el VIII CIAM. El libro El Corazón de la Ciudad, aún conservado en el FATLB, presenta numerosos subrayados y notas especialmente en el capítulo: Los documentos personales de Luis Barragán y su biblioteca se conservan en la Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán, Ciudad de México.
19- La Barragan Foundation conserva unos dibujos de Edificio Símbolo, algunos de los cuales fueron publicados en la revista Arquitectos de México. Gracias a estas fuentes, fue posible reconstruir la configuración del plano tipo. Su diseño general era extremadamente simple y preveía la realización de una planta libre, mientras que los servicios principales, escaleras y elevadores estaban agrupados en un volumen central.
20- “In Mexico, the Lomas Verdes S.A. de C.V. construction company is building a suburban city on some thirteen hundred acres of scenic land outside Mexico City, near Tlalnepantla; the city will ultimately house about hundred thousand persons. S.G.I. owns about the 30 percent of the Mexican company’s stock and is providing the lane, tree-lined superhighway, La Superavenida, connecting the new city to the main superhighway and thus to the center of Mexico City, has already been completed by Lomas Verdes.” Nino Lo Bello, The Vatican Empire (New York: Pocket Book, 1969), 89. La participación del Vaticano en el proyecto de Lomas Verdes también es confirmada por Ignacio Díaz Morales, un conocido arquitecto de Guadalajara y amigo de Luis Barragán.

Notas de autor

(*) Giulia Mela. Arquitecta por la Università di Architettura di Venezia (IUAV), Italia (2008) y Doctora por la misma universidad (2014). Su tesis se enfoca en los proyectos a escala urbana de Luis Barragán. Desde el 2013 hasta el 2019 ha trabajado como investigadora, curadora y archivista en la Barragan Foundation, en Basel (Suiza).

ORCID: 0000-0002-1204-8226

melagiulia@gmail.com

Información adicional

CÓMO CITAR: Mela, G. (2019). Luis Barragán y Juan Sordo Madaleno: El plan maestro de Lomas Verdes. A&P Continuidad, 6(11), 36-47. https://doi.org/10.35305/23626097v6i11.227

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